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La huerta de Martino

La huerta de Martino

Por Fernanda Fontes

Hay personas que nacen con vocación de servicio, don que los hace preocuparse a diario por buscar un bien mayor. Característica que signa su prédica, su accionar, su vida. Y claro que predican con las palabras, pero más impactan con su accionar. Hacen que el resto agradezcamos ejemplos como el que presentamos hoy:  “La huerta de Martino”.
Esta clara desviación positiva sucede en Piriápolis. Me habían hablado de la huerta, pero yo quise ir a conocerla en persona. Cuando llegué al lugar me encontré con Fernando, que estaba removiendo la tierra en los canteros. Él es el responsable de que esto suceda.

Paré para hablar con él durante un rato, pero como estaba en plena labor prometí entrevistarlo por teléfono para que me diera más detalles de los que yo ya tenía.

Y fue un placer, un honor, conocer al tocayo.

Desborda humildad, sensatez, paz, sabiduría. Tiene muy claro lo que quiere y desde hace mucho tiempo que entendió que llegó el momento de obrar por el bien mayor. Y vaya si lo sabe hacer.

Comenzó con esta filosofía de vida desde antes de llegar a Piriapolis. Cuando vivía en La Capoeira se preocupaba por llegar a la gente, sobre todo buscaba llegar a los niños del lugar, y para eso organizaba meriendas compartidas, donde aprovechaba a charlar e instruirlos sobre el medio ambiente.

El destino lo llevó a mudarse a Piriapolis. Desde hace 7 años que Fernando enfrenta a diario el reto de ser padre-madre de Joaquín (14 años) y Martino (8 años). Pensando en ellos se inspiró y tomó esta iniciativa de concretar: “La huerta orgánica comunitaria”.

Fernando entiende que ellos deben valorar el trabajo en la tierra y con la tierra, como manera de entender que debemos cuidarla y respetarla, por ser la única opción que tenemos y porque es donde vivimos.

Y ellos, por supuesto, que participan en el proceso, juegan, y aprenden, se mojan, se embarran, “como corresponde” a decir de Fernando.

Pero el detalle diferencial de esta huerta es que es comunitaria, y la visualizó en un terreno baldío que había en el barrio. Hace dos años, donde hoy está la huerta había un depósito de todo tipo de desechos que los mismos vecinos dejaban. Está ubicada sobre la calle, lo que sería la banquina. Comenzó con la limpieza el predio, luego delimitó los canteros, y con parte de lo extraído preparó el “compost” que se vio reforzado por los restos de cáscaras de frutas y verduras que los vecinos comenzaron a traer.

Al principio todos opinaban que era una utopía armar una huerta en la calle, pero Fernando con su certeza los convenció. A pocos días de armada llegó una inspección de la Intendencia. Preguntó: ¿el fin de la cosecha para usufructo de quién va a ser? No daban crédito que fuera una huerta de todos y para todos. Los vecinos recolectaron firmas y finalmente obtuvieron el aval de la Intendencia, que terminó aportando semillas, y poniéndoles una única condición: que respetaran un espacio “de pasaje” para los peatones, lo que ya había sido contemplado por Fernando al diseñarla.

Así que “el sueño de aquel chiflado se hizo realidad”. Hoy todos entienden que el proyecto es de todos y juntan el agua dulce de la lluvia para regar, colaboran cuando hay que hacer cambio de cultivo de verano por el de invierno y ese desecho alimenta el compost junto con tierra, hojas, pasto, que arriman los vecinos. De esa manera las bacterias empiezan a trabajar, el compost fermenta, levanta temperatura y esta pronto para abonar y nutrir la tierra.

Se planta de todo: lechuga común y de la crespa morada (que soporta más el frío), albahaca (antes de que lleguen los fríos), rucula, acelga, remolacha, rabanitos, tomates, morrones (que protegen con casitas de nylon), mostaza (con la semilla se hace la salsa), chauchas, calabazas y algunos frutales.

Se cuida de todos los detalles en la huerta. Entre los canteros hay “camineros” hechos algunos de pasto, (para no embarrarse y evitar el exceso de evaporación del suelo), otros son hechos de conchillas que aportan las sales y los minerales. Se cuida de los almácigos, se retiran los yuyos que crecen, se remueve la tierra dejando el suelo aireado y liviano…..”Y eso a las raíces les encanta” detalle que acota Fernando, un autodidacta, como él mismo se define.

Le pregunté: ¿cuál es el criterio a la hora de cosechar? ¿Quién puede sacar cosas de la huerta? y fue contundente: todos, es comunitaria.

Por suerte este emprendimiento caló en el sentir del barrio, y ya visualizaron una segunda huerta en un predio esquina en diagonal.

Hoy todos colaboran, o la gran mayoría, con trabajo, ideas, semillas, plantas, y hasta acercan alguna tarta con verduras de la propia huerta.

Como dice Fernando agradecido: “Gracias a la madre naturaleza, todo está ahí para nosotros, resta solo, tomarlo, usarlo con responsabilidad, conciencia y mucho amor. El amor no sabe que el tiempo existe. “Lo trasciende el amor al prójimo”.

Por ultimo, quiero destacar dos hechos que demuestran el impacto que causó la huerta en la comunidad y sus habitantes y un concepto que termina de definir a Fernando.

Un comentario muy simpático fue el de un señor mayor que peina canas, que le aseguró a Fernando que las verduras de la huerta tienen poder medicinal: “porque al comerlas, me dijo, su sabor lo había conectado con los sabores de su infancia, con la cocina de su abuela”. Concluyó que le habían “hecho recuperar la memoria”. Jaja

El otro es sobre una amiga de Fernando. Publicó en su muro de Facebook un post con “Las diferencias entre jefe y líder “. Fernando cumple con todas las características de un buen líder: aconseja y guía, inspira entusiasmo, dice Nosotros, se preocupa por el otro, comparte éxitos, da el ejemplo, motiva, impulsa a los demás, prioriza el trabajo de equipo.

Fue para mi un honor haber conocido a Fernando y a su huerta orgánica comunitaria. Solo espero que la idea se viralice.

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  1. Hola Fernanda. Muy buena la nota. Me gustaría saber más o menos donde esta la huerta ya que estoy por mudarme para Piriápolis. Tengo una huerta de autoconsumo y muchas semillas que me gustaría compartir, conocer el lugar y gente afín. Desde ya muchas gracias. Saludos

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