Alejandro, canillita de profesión

Por Fernanda Fontes

Me reconforta cruzarme en el camino con personas que desde su lugar, en cualquier rubro, en cualquier ámbito o profesión, se las ingenian desde su realidad para hacer su trabajo con excelencia. Aunque lo he percibido muchas veces, no he perdido la capacidad de asombro. El ingenio de las personas a la hora de buscar un lugar en el mundo es infinito, ¡¡¡eso me encanta!!!

La  última confirmación de esto me ocurrió un domingo al mediodía, mientras almorzábamos frente al puerto en Punta del Este, y disfrutábamos de la hermosa vista y del sol que templaba el ambiente… Estaba con mi esposo, solos, sin Guillermina y sin Gastón, que se habían ido a jugar con los primos. Disfrutábamos de una extraña calma olvidada.

Calma que fue interrumpida por Alejandro: canillita de profesión. Y digo de profesión, porque nunca vi un canillita que hiciera su labor con tanta creatividad, pasión, humor y dedicación.

A pesar de vivir Punta del Este confieso que era la primera vez que lo veía. Para mí fue toda una sorpresa, ¡¡¡una grata sorpresa!!!

Me llamó la atención lo que hizo apenas entró al restorán: se acercó a la primera mesa, saludó a los clientes y le besó la mano a la dama que estaba en la mesa, como se acostumbraba hacer hace décadas. Los de la mesa lo conocían. Él les preguntó cómo estaban y por supuesto les ofreció diarios y revistas.

 De inmediato elevó el volumen de su voz, se paró en el lugar más visible del restorán y proclamó el tan característico “Noticia de último momento: Parece ser que  Lázaro Báez va a devolver toda la plata”… lo que arrancó las risas de los comensales que eran argentinos en su mayoría.

Y así siguió improvisando…o mejor dicho haciendo una especie de “stand up”. Continuó repasando las noticias y los titulares de diarios y revistas que muy ordenadamente llevaba en un bolso. Incluso le leyó el horóscopo a una clienta que se lo consultó….VIRGO: ….y después de leérselo remató con un “no se preocupe…. nada es para siempre” jaja…

Otro de los clientes de la mesa lo llamó y le pagó los diarios y revistas que Alejandro esa mañana le había llevado a su apartamento. Cuando Alejandro le preguntó cómo estaba, el señor le dijo que muy bien y que lo felicitaba porque los chistes que había hecho hoy eran mejores que los de ayer. El señor giró su cabeza, me miró y me dijo “yo no sé cómo hace Alejandro para estar siempre de tan buen humor “. Le respondí que por la manera de hacer su trabajo ya estaba listo para hacer su “stand up” en el Conrad.

Pero no sé porqué algo me hizo pensar  que no sería feliz haciendo un show en el Conrad. Pensé que quizás su felicidad estaba en lo que hacía, en lo que en ese momento estaba haciendo en el restorán.

Concluí que había tenido el privilegio de conocer a uno de esos personajes populares que hacen historia en los lugares. Alejandro es alto, de piel curtida por el salitre, el viento y el sol, ojos celestes como el cielo, de poco pelo y una sonrisa franca de esas que arrancan sonrisas francas a la gente.

Se acercó  a nuestra mesa y me preguntó: “Joven: ¿le dejo alguna revista?” Y yo le respondí: “Gracias pero en realidad no… ” y  luego le agradecí su generoso regalo: su excelente sentido del humor Me lo agradeció.

Fue un domingo diferente. No comí postre, pero igual volví a mi casa con el dulce sabor de sentir que existe gente, que sin importar el “tamaño” de lo que eligió para hacer en la vida, lo hace con creatividad y con dedicación. Lamenté no haber tenido conmigo un libro “No +Pálidas” porque con inmenso placer se lo hubiera regalado por contagiarnos de forma tan auténtica su genial sentido del humor y por hacer su trabajo ¡con tanto amor!

Otro claro ejemplo de que se puede impactar positivamente cuando se hacen cosas en apariencia pequeñas, pero que no son pequeñas. Como dice Enrique, cada día podemos “hacer la diferencia”. 

Imagen: Fragmento pintura “Newsboy” de John George Brown. Óleo sobre lienzo. De la década de 1890 (fecha exacta desconocida).

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