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Atención plena, aquí y ahora

Por Rafael Rubio

 

“Si le enseñáramos meditación a cada niño de ocho años, eliminaríamos la violencia del mundo, en una sola generación”. Dalai Lama.

 

Mindfulness significa “atención plena” a lo que podríamos añadir “al aquí y ahora”. La atención plena al aquí y ahora implica estar focalizado al máximo, evitar la dispersión, concentrar toda la energía y recursos en los objetivos marcados, utilizar todo el potencial creativo que tenemos. 

Por acostumbramiento (automatización mental) la mente humana se aferra a cualquier sensación placentea y desea apropiarse de ella, repetirla e intensificarla y así se genera más apego y codicia. Cuando la experiencia es desagradable la mente la rechaza, la resiste y se resiente, generando odio, aversión e ira y si lo que percibe es neutro se aburre y se enoja.

En cambio cuando meditamos progresivamente empezamos a actuar con efectividad aquí y ahora, nos liberamos del pasado y del futuro donde habitan todos los miedos. La meditación ordena, higieniza, descontamina la mente. Aleja la negatividad del cuerpo y evita que se produzcan reacciones bioquímicas que son tóxicas para nuestro físico.

Toma cierto tiempo aprender a meditar pero a determinada altura nuestra mente logrará manifestarse en su estado natural y dejará de pensar en lo que pasó ayer o en lo que hay que hacer mañana. El inconsciente es un gran almacén de ideas, impulsos y temores, por lo que meditar también nos conecta con ese gran tanque de información y nos vuelve más creativos.

Estas son las principales razones por las cuales en las empresas más punteras e innovadoras del mundo de hoy,  hay un boom de las técnicas de mindfulness. Apple, Google, Nike, Procter & Gamble, eBay, Twitter, AstraZeneca, AOL, General Mills y Huffington Post están aplicando programas de mindfulness de manera amplia y con enorme éxito. En Google ya han pasado por su curso de mindfulness 4.000 de sus 35.000 empleados. En General Mills el programa formativo MindfulLeadership (liderazgo atento o consciente) está teniendo un gran impacto en sus directivos.

Mindfulness nos permite manejar el estrés de forma efectiva, pero además nos convierte en personas de alto rendimiento. Por eso el interés es creciente y seguirá aumentando en los próximos años en las empresas.

La meditación potencia la salud celular 

Los estudios revelan que el bienestar mental que produce esta práctica tiene un profundo efecto en la fisiología humana.

Los cambios psicológicos positivos que propicia la meditación están relacionados con un aumento de la actividad de la telomerasa, una enzima esencial para el mantenimiento de la salud celular del organismo. Esto es lo que revela un estudio realizado por científicos norteamericanos, que es el primero en relacionar el bienestar y los cambios psicológicos que ayudan a enfrentar el estrés con un aumento de dicha enzima. Los resultados obtenidos vienen a sumarse a los de otros estudios, que apuntan a que esta práctica es altamente beneficiosa, tanto para la salud mental como para la salud física del ser humano. 

Meditación en las escuelas

En 2009, un estudio de la American University, del que participaron 300 estudiantes universitarios durante tres meses, reveló que la meditación trascendental puede prevenir problemas de hipertensión. Investigaciones anteriores han demostrado asimismo que la meditación puede mejorar las habilidades visuales, contener el avance del SIDA e incluso aliviar el estrés postraumático y el insomnio crónico.

Meditación para eliminar la violencia

Algo está mal en el mundo, en nuestro país, en nuestra ciudad. Mis primeros recuerdos perciben que el mundo siempre ha estado en conflicto; una guerra por aquí, un acto terrorista por allá y una revolución civil por acullá; esa ha sido una constante en la historia de la humanidad.

Sin embargo, en los últimos años han empezado a aflorar hechos como la violencia de la madre a la maestra, y el incremento de la violencia doméstica, la violencia en el deporte y la violencia en los espacios públicos.

No solo son naciones, etnias o grupos (que luchan por la libertad, la supervivencia, un territorio o una ideología) los que apelan a la violencia para resolver sus conflictos. Ahora también son individuos digamos que “normales” (estudiantes, señores, mamás) que en su vida cotidiana pierden la noción de la realidad, sufren ataques de neurosis y utilizan la agresión cuando algo les produce aversión o simplemente no lo entienden.

Lamentablemente los seres humanos seguimos entrenando nuestra mente para vivir bajo la sombra del sufrimiento y la insatisfacción. Nos entrenamos a tener celos, a aferrarnos, a sentir angustia, tristeza, desesperación, codicia. Nos entrenamos a encolerizarnos ante cualquier provocación y más cuando por el mal ejemplo y la pérdida de confianza o la inacción, se han perdido los límites.

Estoy convencido (no solo porque hay importante evidencia científica que lo respalda, sino porque también lo he experimentado) que a través de la meditación (una herramienta fundamental para esta milenaria tradición espiritual, pero no exclusiva), todos podemos cambiar nuestros hábitos y tendencias. Como dice la frase del inicio, del Dalai Lama, “Si le enseñáramos meditación a cada niño de ocho años, eliminaríamos la violencia del mundo en una sola generación”.

Evidentemente no espero que mentes ya muy desequilibradas comiencen a meditar. Tampoco propongo que a los protagonistas de la violencia descripta los jueces les impongan una pena de 200 horas de meditación. Pero lo que sí espero es que poco a poco se vayan rompiendo los mitos y barreras culturales o religiosas alrededor de esta práctica introspectiva. Y quién sabe, quizá algún día, también pueda llegar la meditación a los sistemas educativos y entonces sí podríamos esperar un verdadero cambio en el mundo.

Como dice David Cooperrider, uno de los creadores de Indagación Apreciativa, “Los sistemas humanos crecen y se desarrollan en dirección de los temas que más hablan y de las preguntas que se formulan”.

Donde está mi atención, está mi mundo. 

 

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