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El propósito en la vida y la longevidad

Por Rafael Rubio

Las personas que sienten que tienen un objetivo en la vida pueden vivir más años, según corroboran los resultados de una nueva investigación, realizada por Patrick Hill (Universidad Carleton; Ottawa, Canadá) y Nicholas Turiano (Centro Médico de la Universidad de Rochester, Nueva York, EE.UU). Decidir el rumbo que queremos seguir en nuestra existencia, e imponernos unos objetivos generales que queremos alcanzar pueden ayudarnos a aumentar nuestra longevidad, a juzgar por el nuevo estudio y por otros anteriores en los que ya se vislumbró que sentir que se tiene un objetivo en la vida disminuye el riesgo de mortalidad más allá de algunos factores ya conocidos.

Sin embargo, pese a esas investigaciones anteriores, hasta ahora se había examinado muy poco la cuestión de si los beneficios de tener un propósito en la vida varían con el paso del tiempo, entre cada franja de edad o después de transiciones importantes en el rumbo general de la vida común de una persona.

En esta nueva investigación, Hill y Turiano, exploraron esta cuestión, para lo que trabajaron con los valiosos datos reunidos en el estudio Midlife in the United States (MIDUS) que evalúa cuáles son los factores que actúan positivamente en la salud en la edad adulta.

Los investigadores examinaron los datos de más de 6000 participantes, y analizaron si esas personas sentían o no que tenían con un objetivo en la vida, así como otras variables psicosociales.

En el transcurso del periodo de seguimiento de 14 años  en el estudio MIDUS, fallecieron 569 participantes (cerca del 9% de la muestra). En líneas generales, estos sujetos habían confesado anteriormente no tener grandes aspiraciones ni objetivos en la vida, a diferencia de lo esencialmente declarado en su día por los sobrevivientes.

Ese sentimiento de tener un objetivo en la vida resultó ser un factor que de manera consistente permitía predecir un menor riesgo de mortalidad en todas las etapas de la vida, ejerciendo el mismo efecto beneficioso en la juventud que en la madurez y en la vejez.

Esta consistencia resultó ser una sorpresa para los investigadores: tener un propósito en la vida ejerce efectos positivos similares para los adultos, independientemente de si están o no jubilados. Esto ultimo es un factor de riesgo que incide en el aumento de la mortalidad cuando el individuo se vuelve demasiado sedentario y adquiere otras costumbres o actitudes poco saludables.

Los investigadores observaron que los beneficios de longevidad derivados de tener un propósito en la vida, se mantenían incluso cuando se tenía en cuenta la influencia de otros indicadores de bienestar psicológico, como las relaciones beneficiosas y las emociones positivas.

Estos descubrimientos sugieren, tal como destaca Hill, que sentir que se tiene un propósito en la vida es algo especial y quizás único que parece conducir a una mayor longevidad. El nuevo paso del equipo de Hill, en esta línea de investigación, es analizar otros aspectos, como por ejemplo,  si el hecho de que la persona sienta que tiene dicho propósito puede llevarla, de manera indirecta y quizás sin que sea plenamente consciente de ello, a adoptar estilos de vida más saludables, lo que promovería obviamente su longevidad.

 

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