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En la antigua Grecia se conocía como hibris o hybris a la desmesura, al desprecio por el espacio de los demás unido a un descontrol visceral, que lleva a actitudes impulsivas, irracionales, desequilibradas, en las que la furia y el orgullo van de la mano.
Hay varios ejemplos en poemas épicos que muestran esta desmesura. Un ejemplo es el de Agamenón, rey de Argos, que preparó un ataque y sitio a Troya, que duró diez años y finalmente saqueó e incendió la ciudad. En La Iliada, Agamenón dice, “La paz es para la mujer y para el débil. Los imperios se forjan con la guerra”, y “¡Quemen Troya!”. En la mitología griega se muestran muchos casos de castigo por los dioses debido a la hibris. Consideraban que habían cruzado un límite y debían ser puesto de nuevo en su lugar.
En la actualidad se conoce como síndrome de hibris a la desmesura o enfermedad del poder, sobre todo de los políticos. En un artículo publicado en Infobae por Valeria Chávez, se cita la opinión del psiquiatra Harry Campos Cervera: “Se observa todo lo que uno puede tener cuando ‘se la cree’ con el poder: narcisismo, imagina que lo que piensa es correcto y lo que opinan los demás no, cree que todos los que lo critican son enemigos, etc” y remarcó que estas actitudes “pueden llevar a quien las padece a tomar decisiones erróneas porque la persona pierde la perspectiva de la realidad total y ve sólo lo que quiere ver”.
La descripción nos hace pensar rápidamente en muchos hombres y mujeres en el poder, más allá de su posición política. Esto es más grave aún cuando su entorno no lo ayuda a ver lo que realmente está sucediendo y no lo ayuda a ponerse en el lugar de los demás.
El tratamiento, explicó el profesional, “es hacer un baño de realidad. La forma de mejorar es tratar de no creérsela y mirar la perspectiva global”.
Foto: Agamenón interpretado por Brian Cox, en la película Troya (2004).
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