Por Enrique Baliño
Quizás muchos conozcan la historia del joven y las estrellas de mar. Sin embargo, es bueno recordarla y tenerla siempre presente porque a veces perdemos la noción de que lo que hacemos, aunque parezca poco, importa e importa mucho. A veces hay personas que piensan que es poco lo que pueden contribuir y por eso sienten que no pueden hacer una diferencia. Piensan que su aporte es demasiado pequeño para lograr algo. Pero el que piensa que es demasiado pequeño para causar impacto, nunca intentó dormir con un mosquito en la habitación.
La historia la escuché hace muchos años por primera vez en el video “El poder de una visión”, de Joel Barker. Hace poco la conté al final de mi charla en la cena de fin de año de recaudación de fondos para la Fundación ReachingU.
A continuación les transcribo una parte de la versión de Barker.
“Había una vez un sabio que solía ir a la playa a escribir. Tenía la costumbre de caminar en la playa antes de comenzar su trabajo. Un día, mientras caminaba junto al mar, observó una figura humana en playa que se movía como un bailarín. Se sonrió al pensar en alguien celebrando el día. Apresuró el paso y se acercó y vio que se trataba de un joven y que el joven no bailaba, sino que se agachaba para recoger algo y suavemente lanzarlo al mar. A medida que se acercaba, saludó:
– Buen día, ¿Qué está haciendo?
El joven hizo una pausa, se dio vuelta, y respondió:
– Arrojo estrellas de mar al océano.
– Supongo que debo preguntar ¿por qué lanza estrellas de mar al océano?
– Hay sol y la marea está bajando. Si no las arrojo al mar, morirán.
– Pero joven, no se da cuenta que hay millas y millas de playa y miles de estrellas de mar. ¿Realmente piensas que tu esfuerzo tiene sentido?
El joven lo escuchó respetuosamente, luego se agachó, recogió otra estrella de mar y la arrojó al agua, más allá de las olas.
– Para esa estrella tuvo sentido.
La respuesta sorprendió al hombre, se sintió molesto, no supo que contestar. Dio media vuelta y volvió a la cabaña a escribir. Durante todo el día, mientras escribía, la imagen del joven lo perseguía. Intentó ignorarlo, pero la imagen persistía. Finalmente, al caer la tarde, se dio cuenta que a él se le había escapado la naturaleza esencial de la acción del joven. Se dio cuenta que el joven había elegido no ser un mero observador en el universo y dejar que este pasara simplemente ante sus ojos. Elegía participar activamente y dejar su huella en él. Se sintió avergonzado. Esa noche se fue a dormir preocupado y a la mañana siguiente se despertó sabiendo que debía hacer algo. Se levantó, se vistió, fue a la playa y encontró al joven y junto a él pasó el resto de la mañana arrojando estrellas de mar al océano.
Las acciones del joven reflejan algo especial en todos y cada uno de nosotros. Todos tenemos la capacidad de contribuir algo al universo”
El video de Barker está disponible en Youtube, en http://www.youtube.com/watch?v=ybPJjG0zKg0
Foto: Estrella de mar real en la playa (31/8/2008, Creative Commons)
Artículos relacionados:
Suscríbete para recibir más contenido Anti-Pálidas a tu inbox.
Comments
Loading…