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Jefe te nombran, líder te hacen quienes te siguen

Por Fernanda Fontes

En su libro “No + Pálidas” o en sus conferencias sobre “Cuatro Actitudes para el Éxito” liderazgo”, Baliño aclara que jefe te nombran pero líder te hacen los que reportan a ti, quienes reciben tu influencia, quienes forman parte del equipo que te toque conducir. Agrega que podrás ser designado jefe, y podrás recibir la placa que colocarás en la puerta de tu nueva oficina, pero eso no implica ni incluye la capacidad para liderar.

Hace pocos días, los que vimos el partido de semifinales entre la Selección de Argentina contra la Selección de Holanda por un lugar en la final del Mundial de Brasil, fuimos testigos de un claro ejemplo de lo que estoy hablando.

Luego de 90 minutos reglamentarios de juego “cuidado y aburrido”, se fue al alargue y siguieron otros 30 minutos “conservadores” y se pasó a la definición por penales, definición “infartante” que todo golero desearía evitar.

Y fue ahí, en ese momento, que una imagen recorrió el mundo. Vimos a Javier Mascherano hablándole a su compañero y responsable del destino de su equipo: el golero Sergio Romero.

En ese momento me pareció leer de sus labios unas palabras que poco después pude confirmar. Quedé sorprendida, porque minutos más tarde, era testigo de que las palabras de Mascherano habían presagiado lo que pasaría después.

Aquel hombre de 1.75 cm se paró frente al gigante de 1.92 cm, lo miró a los ojos, y tomándolo del hombro le habló, lo estimuló y lo empoderó. Remató con la frase:

“Hoy, hoy te convertís en héroe”.

Fue importante lo que le dijo, pero más importante fue cómo se lo dijo. En su lenguaje oral se percibía convencimiento, determinación, seguridad, e iba acompañado por el mismo lenguaje corporal: gestos firmes, certeros, y decididos. Su mirada no se quedó atrás. El contacto visual fue directo, como buscando entrar en la mente de Romero y grabarle en su cerebro esa frase que resultó ser “lapidaria” … para los holandeses.

El golero respondió. Sergio Romero atajó dos penales y logró que su equipo clasificara a la final. Fue el héroe de ese partido.

¿Por qué cito este momento?

Porque para mí Mascherano fue en la cancha el capitán sin brazalete. Creo que no quedan dudas de su influencia positiva sobre el equipo y de la gravitación que tiene su palabra sobre el comportamiento del equipo. Quizás ese rol lo esperábamos del capitán Lionel Messi, el capitán con brazalete, pero no. No se dio así.

Sin embargo, cuando vimos la actitud corporal de Romero al escuchar las palabras de Mascherano, quedó claro quien fue que se ganó ese rol de líder dentro del equipo.

En el mundial de Sudáfrica Maradona dijo: “la Selección Argentina es Mascherano y 10 más”.

Pep Guardiola dijo que “el fichaje de Mascherano en el Barca fue el mejor de los últimos años”.

El periodista Román Iucht de “La Nación” escribió: “Javier Mascherano apabulla. Lo suyo es completamente insoportable, su despliegue es emocional, pero es mucho más que eso. Su quite es quirúrgico, pero allí no termina, tiene un valor agregado: su corazón, que lo hace estar siempre entre las figuras y es tan grande como su coraje y allí radica la diferencia que lo transforma, el tipo es un verdadero guerrero y está dispuesto a dar la última batalla siempre”.

Y sí, eso es lo que se espera de un líder: que se ponga “al frente” del equipo, que dé el ejemplo de lo que exige, que reconozca la valía de cada integrante en el momento justo, que tenga pasión por lo que hace, coraje para soñar con cosas nuevas e imposibles, y que tenga un gran corazón. ¿Por qué no?

Mascherano le transmitió a Romero su deseo, su sueño avalado por la intuición. No lo habían designado jefe, pero se permitió transmitírselo a su compañero, porque era el líder al que sus compañeros eligieron seguir. 

 

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