Por Rafael Rubio
“Si usted observa dos años después a los pacientes sometidos a una operación de bypass coronario, concluye que el 90% no cambió su estilo de vida”, señaló el Dr. Edward Miller, Decano y CEO de la Escuela de Medicina del hospital de Johns Hopkins University. “Aunque saben que tienen una enfermedad muy grave y saben que deben cambiar su estilo de vida, por la razón que sea, no logran hacerlo”. Esta investigación es citada por Alan Deutschmann en un artículo publicado en Fast Company (Change or Die, mayo de 2005).
Pese a lo traumático de la experiencia y los altos costos de la cirugía, la advertencia “Cambie o Muera”, no resulta suficiente como para moverlos a modificar sus hábitos: dos años más tarde aún conservan el estilo de vida que los llevó a la enfermedad.
¿Por qué el dolor presente o futuro no es un acicate suficiente como para terminar con la inercia y producir el cambio necesario, vital, de hábitos? Es una interesante pregunta para los académicos y los ejecutivos a los que cada vez más se les reclama liderar el cambio en sus organizaciones.
Para los estudiosos y practicantes de la gestión del cambio, el otro experimento que cita Deutschman, esta vez del Dr. Dean Ornish de UC en San Francisco, es mucho más interesante.
“Los investigadores eligieron a 333 pacientes con severas obstrucciones arteriales. Los ayudaron a dejar de fumar y a seguir una dieta vegetariana diseñada por Ornish. Los pacientes participaron de dos sesiones grupales semanales conducidas por un psicólogo y recibieron instrucciones para realizar meditación, relajación, yoga y ejercicio aeróbico. El programa duró un año. Luego de tres años, los investigadores descubrieron que el 77% de los pacientes se habían mantenido apegados a su nuevo estilo de vida y además habían evitado la operación de bypass o de angioplastia”.
Esta investigación mostró que la estrategia clásica de los médicos de “motivar a los pacientes principalmente con el miedo a la muerte, no estaba funcionando”, dijo Ornish. En las siguientes semanas a un ataque al corazón, los pacientes están tan asustados que hacen todo lo que el medico les dice. “Pero para la gente es espantoso estar pensando que se va a morir, por lo que vuelven a comportamientos de negación y a vivir de la manera en la que antes vivían”, agregó.
Ornish señaló que la base de su tratamiento es la “alegría de vivir”, y el mensaje que le transmitió a sus pacientes es que podían “sentirse mejor” y no “que iban a vivir más”. Los ayudó a aprender a disfrutar de la vida. “La alegría es un motivador más poderoso que el miedo”, afirmó.
Cambio Positivo
Cambio Positivo es el cambio movido por la atracción de una visión positiva del futuro, un estado ideal deseado. Cambio movido por lo que quiero, no por lo que NO quiero. Movido por emociones positivas, por la esperanza de un destino deseado, que quiero alcanzar. No por lo que quiero evitar.
Muchas veces -pero no siempre- el cambio personal y organizacional puede ser detonado por la sensación de urgencia que provoca el miedo, el dolor de la pérdida real o la sospecha de una pérdida inminente o la privación relativa -todas éstas emociones negativas. Pero también puede ser inspirado e impulsado por la esperanza o el deseo innato de las personas de autorrealización y crecimiento. Por la alegría, por las emociones positivas.
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Imagen de portada: Fragmento de “Jumping for joy” (Moel Hiraddug)
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