Según Diana Lonzor, autora del libro “Never be late again”, la impuntualidad no es sólo un problema de mala administración del tiempo. Tiene más que ver con malos hábitos. Una vez que se comprende los perjuicios que estos hábitos acarrean, se logra avanzar gran parte del camino. Los impuntuales crónicos y los puntuales crónicos son una minoría. La mayoría somos una mezcla de las dos cosas. Según Lonzor, quienes llegan siempre en hora, tienen hábitos diferentes al promedio de las personas, como por ejemplo:
– Piensan de modo realista. Las personas puntuales saben lo que demoran las cosas. Las personas de impuntualidad crónica, son más propensas al “pensamiento mágico”.
– Se dan margen de tiempo. El stress que produce llegar tarde los hace sentir mal, por lo que se dan margen de tiempo para no pasar por ese trago amargo.
– Disfrutan del tiempo extra. Llegar en punto muchas veces lleva a tener que esperar. Las personas puntuales disfrutan de ese tiempo extra y lo aprovechan para leer, tomar notas o simplemente hacer una pausa en la jornada.
– Se organizan bien. A pesar de que la impuntualidad no es sólo un tema de mala administración del tiempo, una buena organización ayuda mucho a la puntualidad. Las personas puntuales manejan muy bien las tareas rutinarias o “automáticas”, que se estima que ocupan aproximadamente un 45% del tiempo y condicionan mucho la jornada.
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Imagen: Red alarm clock flat icon (superawesomevectors- Creative Commons)
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