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Todos somos los ganadores de la más dura maratón

 

Por Fernanda Fontes

Son las 07:30 de la mañana del sábado, Gastón se queja en su cuarto, voy a verlo y lo encuentro sentado en su camita refregándose los ojitos con sueño. Me mira, sonríe entresueños, se para, me busca con sus brazos, lo levanto. De inmediato se apoya en mi pecho a la vez que exhala un profundo ¡¡¡¡ahhhhh!!!! de placer, confirmándome que eso era lo mejor que le podía pasar: que su mamá lo acurrucara en sus brazos. Era un bebé feliz, ¡¡¡un bebé agradecido!!!

Lo llevé conmigo hasta mi cuarto: no iba a romper ese mágico momento y lo acosté entre su padre y yo, automáticamente me desvelé y me quedé observándolo dormir.  Ahí comenzó una catarata de pensamientos, la cabeza se me voló y el primer pensamiento fue: ¡qué  invento el ser humano! Creación perfecta. Única. Irrepetible.

Que me perdone el arquitecto que construyó el “Burj Khalifa de Dubai” y también el ingeniero que diseñó “el puente sobre el lago Pontchartrain”. No me vengan a hablar de los “Lirios” o “La Noche Estrellada” de Van Gogh. Lo que yo estaba contemplando era la mejor creación de todas y tenía la inmensa satisfacción de poder decir que junto a Gabriel habíamos sido los arquitectos, los ingenieros, y los pintores de esa hermosa obra de arte.

De inmediato recordé un dato que aprendí, leyendo cuanto libro encontré sobre el embarazo al enterarme que estaba embarazada  de Guillermina, y pido que no prejuzguen acerca de lo que voy a decir a continuación. Tiene un porqué el siguiente dato, es relevante mencionarlo:

 “A  la hora de hacer el amor…el hombre promedio, emite entre 3 y 4 ml de semen y en cada ml  viven 20:000.000 de espermatozoides” eso es mucha gente: 20 por 4 son 80.000.000 de posibilidades de crear un ser humano, la población entera de Alemania, son muchas “potenciales personas”.

Menciono esto porque desde que lo leí me he preguntado: ¿¿¿porque nadie nos hace ver esto apenas nacemos???

¿Cuánto más seguros seríamos si lo supiéramos? ¿Cuánto más agradecidos seríamos? ¿Cuánto menos tiempo perderíamos quejándonos, tirando “pálidas” como dice Baliño en su libro?

Si tan solo entendiéramos que nacemos luego de correr una maratón en la que participaron nada más y nada menos que  80.000.000 de personas, y que el gran ganador fue uno solo: y que ¡fui yo!

¡Que distinto sería este mundo! Cuánto más productiva sería la vida de cada uno si razonáramos que cada poblador de esta tierra es un elegido, salido de un “casting” de 80.000.000 de personas, cuánto menos tiempo perderiamos, postergando cosas, cuanto antes tomaríamos las riendas de nuestro destino.

Fuimos bendecidos con esta vida y parece ser que no captamos la dimension del hecho ¿?

Si aprovecháramos esta única oportunidad que se nos regala para hacer las cosas bien, pensando con nobleza, en ser merecedores de esta vida, ¡cuánto más lindo sería vivir en este planeta!

Cuántos menos sentimientos negativos habría si tan sólo entendiéramos que somos únicos, que cada uno fue elegido para cumplir “una misión” y que hay lugar para todos en este mundo. Si entendiéramos que no deberíamos  distraernos de ese objetivo y sí ocuparnos por  “Honrar la vida” “como dice Eladia Blázquez en aquella bellísima canción que los invito a escuchar  en el siguiente link. http://www.youtube.com/watch?v=e9bi1aW98Uo

 

corredor

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