Por Fernanda Fontes
Personalmente para mí el año 2011 fue “profundamente movilizador”, “increíblemente inspirador” y “sorpresivamente revelador”.
Y sobre esta última forma de vivirlo es que quiero escribir hoy.
Fue “sorpresivamente revelador” porque recién hace unos meses entendí que no era una materia pendiente el hecho de no haber podido ser “bailarina” cosa que había pensado hasta acá.
Entendí que mi misión en esta vida….era la que había vivido y que no me había equivocado ni había ejecutado “el plan B” al no haber podido vivir el “plan A”.
Desde que tengo uso de razón la danza me moviliza, me emociona, y me hace soñar protagonizando las coreografías más espectaculares sobre un escenario.
Pero a los 5 años algo que me sucedió hizo que ese sueño se desvaneciera… estaba en la casa de mis tíos en Punta del Este, jugando con una prima a que éramos bailarinas y en un giro, en una pirueta, me golpeé la pierna derecha, en la tibia derecha, de inmediato me invadió un dolor insoportable y me llevaron al doctor. Lo que siguió fue un mes de incertidumbre porque todos los médicos del Uruguay que me vieron (y no quedó uno sólo por ver) no daban con el diagnóstico. Cuando el planteo fue viajar al exterior, llegó el Dr. Motta que estaba de vacaciones y en congresos por Europa y me diagnosticó osteomielitis. Durante un año y medio estuve con yeso permanente y conviví con la incertidumbre de cómo iba a quedar.
De forma sincrónica, ese mismo año llegó a Piriápolis a dar clases de ballet la Sra. Hebe Rosa, (la mejor bailarina y profesora del ballet clásico uruguayo).
Mi mamá mandaba a mis hermanas a tomar sus clases y ellas iban como para “rellenar el currículum”, pero no era su pasión, mientras tanto yo con mi yeso le pedía que me sentara en la grada del club para ver la clase y creo que desde ahí sentada yo hacía con mi mente y mi cuerpo la clase también, sentía que mi cuerpo también bailaba. Por eso siempre pensé que si ése año hubiera estado sana y asistido a ballet…hoy probablemente sería bailarina y no profesora de Educación Física. Pero en el año 2011 algo ocurrió que me hizo entender que no me había equivocado, que no había vivido el plan B ante la imposibilidad de vivir el A.
Esa certeza la tuve cuando armé, a pedido de los alumnos del gimnasio, un Facebook para compartir las fotos que teníamos en la cartelera del gimnasio. Cuando cargué las notas que los alumnos me escribieron al cumplir 8 años el gimnasio…ahí me cayó la ficha de que no era una materia que me quedaba pendiente el hecho de no haber sido bailarina… ser profesora de Educación Física, que fue lo que viví, y que me hizo ser el ser que soy, era mi destino.
Entonces entendí que había ejecutado el plan A y no el B… lo reconfirmé cuando razoné que como bailarina hubiera sido muy feliz…no tengo ninguna duda, pero hubiera sido SOLAMENTE YO LA BENEFICIADA CON ESA ELECCION.
Sin embargo al leer las notas de mis alumnos, entendí que respetando mi vocación y viviéndola como la viví durante 22 años ininterrumpidos, tuve muchas más posibilidades: no solo fui feliz YO, sino que pude ayudar a ser un poquito más felices a mis alumnos y pude ayudar a muchas más personas además de mi, desempeñándome como su profesora.
Evidentemente lo mío no era la danza…se me tenía reservada una labor mucho más comprometida con el ser humano, y me siento orgullosa de haber gravitado en sus vidas, de haberles aportado de diferentes formas, haberlas ayudado a lograr cosas (esto….dicho por ellos en esas notas).
Entendí que los ayudé a tener vidas más saludables, más plenas, más independientes y con este comentario recuerdo los alumnos de la tercera edad que tuve, a quienes ayudé a lograr cuerpos más sanos, más fuertes, más coordinados, más desinhibidos, a tenerse confianza, a tener seguridad, los ayudé a recuperar su autoestima. Los estimulé a elevar el grado de expectativa de vida, a aumentar el umbral de la capacidad para aguantar un dolor, a descubrir y a conocer sus cuerpos. Me siento orgullosa de haberlos invitado a reencontrarse con la naturaleza, porque viviendo en una zona tan privilegiada como Piriápolis era un pecado vivir de espaldas al mar, a los cerros y fue así que organizamos infinitas actividades al aire libre que nos unieron mucho más.
Estuvieron aquellos que se integraron a Piriápolis siendo forasteros gracias al grupo del gimnasio. Estuvieron aquellos que se animaron a correr por primera vez una doble San Antonio. Estuvieron los que se sumaron a las carreras de aventuras en las que participábamos. Estuvieron aquellos que aunque vivían en la zona descubrían por 1° vez, los Pozos Azules o la caída de agua “Ojo del Buey”, o subían por primera vez el cerro del Toro o el cerro Pan de Azúcar.
Pero necesito mencionar a alguien que sin saberlo ni proponérselo, me planteó el desafío más grande como PROFESORA DE EDUCACION FISICA…. y él fue Martín López.
El desafío me lo planteó el día que lo vi entrar al gimnasio con su muleta, dispuesto a tomar clases de Spinning. Martín es un joven que a los 20 y pocos años le fue amputada su pierna izquierda (a la altura de la cadera) como consecuencia de un accidente laboral.
El día que lo vi entrar…entendí que me esperaba un gran desafío. El spinning es un entrenamiento con bicicleta fija. Pero ¿cómo no aceptarlo si era él, que en “supuesta desventaja”, me lo proponía?
Fue lo más literal, lo más gráfico y concordante con el título que yo había ganado, como profesora de EDUCACIÓN FÍSICA.
Fue alumno de Spinning y respondía a la par…. hasta me inspiré en él para idear un ejercicio donde yo obligaba a todos los demás alumnos a pedalear como EL, con una sola pierna trabada en el pedal.
Fue haciendo ese ejercicio e intentando ponerme en su lugar… que valoré a Martín mucho más, que lo entendí mucho más, lo respete y admiré mucho más.
Y él respondía a los desafíos que le planteábamos… tanto que se unió al grupo de Mountain Bike (MTB) que fundamos, y se compró SU BICI DE MTB y entrenó con nosotros, y se animó a competir en las carreras con nosotros y viajó con nosotros a Córdoba (Argentina) y participó de la carrera más importante de MTB en América Latina “Desafío al valle del Rio Pinto”… Me emociona pensarlo. Es un orgullo poder decir que fui su compañera en esos nuevos desafíos, que nunca se tiró a menos, que siempre quiso ir a más. Le agradezco que haya confiado en mí como su profesora de Spinning.
Con él no tengo dudas de que apliqué las cuatro actitudes que en el libro “No más pálidas” se hace referencia. Porque fuimos muy “POSITIVOS” cada día , ante cada desafío, “TRABAJAMOS EN EQUIPO” ….vaya si lo hicimos y me encantó ser parte de ese equipo, fuimos “RESPONSABLES” atendiendo todos los detalles y haciendo todas las consultas necesarias para que su práctica deportiva fuera óptima, y por supuesto que aplicamos a diario la “MEJORA CONTINUA” en la actividad que encaramos….de otra manera hubiera sido imposible haber logrado correr la última fecha del Calendario de Mountain Bike: los “100K “ .
Así que le agradezco profundamente a Martín que me haya dado vivo ejemplo de que SE PUEDE, SI SE QUIERE SE PUEDE… en la foto lo pueden ver.
Así que concluí un 2011 más tranquila sabiendo que no me quedaban materias pendientes…
QUE LO VIVIDO ERA LO QUE ME TOCABA COMO DESTINO.
Foto de portada: webciclista.com
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