Por Fernanda Fontes
Nacer mujer, nos coloca en una posición frente a la vida que nos llena de expectativas.
Se supone que ser mujer implica cumplir con un montón de roles y pasar por diferentes situaciones siendo protagonista absoluta, aunque no seamos realmente conscientes de lo que ese rol signifique.
Ha sido así desde siempre y creo que no va a cambiar, seguiremos acumulando experiencia desde el ensayo y error que nos permita sobrevivir a la demandante y desafiante vida que nos toca por haber nacido siendo mujer.
Es así que nos vestiremos como princesas para festejar nuestros 15 años y después, con el tiempo, nos pondremos de novios y nos casaremos.
Aprenderemos a ser amas de casa y llegará el momento de quedar embarazada y aprenderemos a ser mamá.
Después nuestros hijos nos erigirán como abuelas y, si vivimos mucho, recibiremos la bendición de ser bisabuelas.
Esto es lo que nos pasa al común denominador de las mujeres cuando nacemos.
Pero: ¿qué pasa cuando los padres reciben la inesperada noticia de que su hija nació con el corazón en el lado derecho de su pecho, una cardiopatía nada común, y que venía acompañada por un augurio nada esperanzador?
Así fue que nació y creció Beatriz. Con un destino “aparentemente” ya revelado.
Todos quienes la conocemos, la admiramos día a día por su infinita capacidad de resiliencia, de resurrección, de querer vivir.
Tengo grabada en mi mente y en mi corazón, una sentencia que nos acompañó durante la infancia y entrada la adolescencia: al llegar a los 15 años debían someterla a una operación a corazón abierto, y era todo incertidumbre el resultado de esa operación.
Pero Beatriz cumplió sus 15 años, y cumplió sus 20, y cumplió sus 30, y cumplió sus 40, y por suerte hoy, cuando hablé con ella para pedirle permiso para escribir sobre su historia de vida, a sus 45 años, estaba feliz, preparando el cumpleaños de Thiago.
Es que, como dice ella:
“Ya no soy un gato con 7 vidas…debo ser infinitos gatos porque he sobrevivido más de 15 veces. Me han dado 6 meses de vida…un mes de vida, 24 horas y he podido salir fortalecida cada vez. Mi mayor premio fue tener la valentía de traer a Thiago a este mundo. Luchando contra un equipo de ginecólogos que me advertían que tenia un 80% de riesgo de vida. Pero yo nunca lo dudé, porque había soñado con él y lo veía corriendo por la casa ya grande. Y no fue nada sencillo, porque lo pude retener en mi vientre solo 27 semanas, y nació con 1034 gramos. Hoy con sus 7 añitos recién cumplidos Thiago es un niño feliz. Y tanta felicidad tuvo un costo para mí, porque quedé al 60% de mi capacidad física, y poco después de tenerlo, de ver su rostro y de tenerlo en mis brazos, debí someterme a dos cirugías cardíacas más, para totalizar la 6ª en mis jóvenes 45 años. Pero todo lo vuelvo a vivir si la recompensa es tener a Thiago conmigo”.
Viendo de afuera la historia de vida de Beatriz se puede intuir que nació para batallar por su vida, que es una guerrera nata. Para muchos, fue una paciente rebelde, para otros, una corajuda heroína que nunca prefirió quedarse instalada en el diagnóstico que recibió apenas nació. Todo lo contrario, ella decidió:
Vivir el día a día…literalmente…¡¡Vivir su vida!!
Y a pesar de todos los NO recibidos ella decidió ir por todos los ¡SI!
Le aconsejaban llevar una vida “entre algodones”, que por supuesto no vivió.
Estudió, viajó y vivió en el exterior. Fue empresaria en varios rubros, se casó y tuvo a Thiago…su mayor prohibición, porque no se sabía qué le podía pasar durante el embarazo y de llegar al parto, no se sabía si sobreviviría.
Los doctores analizaban la situación en base a su cuerpo, pero no incluían en la ecuación la determinación y la valentía de esta paciente tan singular.
Su historia clínica fue caso de ateneo en varios Sanatorios de Brasil, EE.UU. y Uruguay.
Y ella con su actitud frente a la vida siempre los desconcertó, siempre los sorprendió.
Pero la vida parece no darle tregua, y ella está convencida de que es así: “Si Dios me lo manda es porque sabe que puedo”, entonces tuvo que enfrentar un desafío más. Pero no fue personal.
Hace poco, más precisamente el pasado 28 de Enero, Beatriz tuvo un sueño, y en el sueño Thiago tenía diabetes. Pidió los exámenes necesarios y recibió la confirmación que nunca hubiera querido escuchar: Thiago tiene Diabetes 1, o sea, será “insulino dependiente” de por vida.
Lo internaron de inmediato y después de 12 días volvieron a su casa con todas las instrucciones de la dieta a seguir, las indicaciones para inyectarse, los cuidados generales.
Y por supuesto que juntos se plantearon una táctica para atacar este diagnostico: sin olvidar de que se trata de un niño. Con afirmaciones positivas que juntos hacen a diario y con mucho amor han disminuido las dosis diarias de 13 a tan solo dos.
Beatriz le habla de su experiencia y le transmite su coraje y confianza, le da su ejemplo a diario, pero Thiago no se queda atrás. Él no baja sus bracitos y como digno hijo de su madre, optó por la más sabia opción: vivir la vida feliz, y ser otro guerrero más en acción.
Por todo lo dicho, Beatriz, es que te hacemos este homenaje y a través tuyo homenajeamos a todas las madres guerreras que, como tú, han ido contra los pronósticos de la ciencia.
Es un homenaje para las madres que fuimos bendecidas siéndolo biológicamente, y para las que lo son desde el corazón.
¡Que pases un hermoso Día de la Madre!
¡¡Feliz día para todas las mamás en su día!!
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Imagen: Beatriz y Thiago
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Felicito a ambas! A Beatriz, a quien conozco y aprecio muchísimo desde hace casi 30 años, a Fernanda por la brillante forma en que narró esta historia de vida, la claridad de sus palabras refleja los hechos como sí los estuviéramos viendo. Me encanta que otras personas que no conocen a Bea puedan acceder a este ejemplo de lucha y tenacidad con resultados que desafían a la ciencia misma. Gracias por compartirlo.
Querida,Beatriz, debo reconocer,que lo escrito por Fernanda, me movilizó. Aunque alejado,desde hace un tiempo prolongado,de vuestras vidas,y me refiero a toda la familia,por razones obvias,de vivir en lugares diferentes,sigo manteniendo el mismo sentimiento de siempre hacia uds. En una época,en que frecuentaba Piriápolis,estuve muy cerca de tus padres,siendo consciente,en todo momento,de tu heroica lucha en contra de esa difícil prueba que Dios ponía frente a ti.La supiste enfrentar con gran determinación,y el convencimiento,de lograr todo lo que te propusieras.El fruto, de este inmenso esfuerzo, está a la vista !! Thiago,un hermoso pibe,de 7 añitos,que hoy día, es tu compañero de ruta,y juntos saldrán adelante,sorteando cualquier obstáculo que surja,e intente romper vuestra armonía. Les deseo todo lo bueno,y desde aquí,a la distancia, !!! ADELANTE,Y FELIZ DÍA, MAMÁ !!!