“Lo imprescindible en un grupo es que tenga actitud positiva. Hay que hacerle comprender al grupo que todos son importantes”, señaló en el año 2001 Carlos Bianchi, en ese entonces director técnico de Boca Juniors de Argentina. Además de varios torneos nacionales, en el 2001 había obtenido tres Copas Libertadores (una con Vélez Sarsfield y dos con Boca) y dos Copas Intercontinentales (una con Vélez y una con Boca). “Cuando les hacemos sentir a todos que son valiosos, ahí se obtienen los resultados. Hay privilegiados, pero son pocos, tal vez el que hace los goles o el que los evita, pero es fundamental que todos sientan que no hay tratos diferentes, desde el pibe que acaba de ascender al plantel superior a la estrella mejor paga”.
Recientemente, en diciembre de 2012, Bianchi inició un tercer ciclo en Boca Juniors, y pocos días después el diario La Nación publicó un artículo titulado “Las claves de management de Bianchi que imitan los empresarios” (http://canchallena.lanacion.com.ar/1537801-las-cinco-claves-de-management-de-bianchi-para-conseguir-el-éxito). El artículo es un resumen de algunas de las declaraciones de Bianchi en diferentes entrevistas. Allí se mencionan actitudes como “ser el ejemplo”, “respeto”, “motivación individual”, y “trabajo en equipo”.
En sus declaraciones sobre trabajo en equipo, Bianchi expresa la importancia de pensar primero en el equipo, pero además describe el sutil equilibrio entre rendimiento individual y colectivo. “Lo más importante es tener gente inteligente, y este concepto abarca a todos los demás, porque el tipo inteligente piensa siempre primero en el grupo antes que en él. Ser inteligente es dejar de lado el ego personal, es dar el ejemplo y respetar a todos por igual. Es ser el primero en empezar a trabajar y el último en irse” (La Nación, 3/10/2001).
En otra entrevista agregó “Para que el jugador rinda hasta su máximo potencial tiene que creer en sí mismo, tiene que generar ese fuego sagrado. Mi tarea es convencerlo de que puede, pero para ello tengo que mostrarle el camino; tengo que decirle cómo quiero que juegue el equipo y qué tiene que hacer cada uno en la cancha; y si no me entienden, tendré que insistir hasta que lo comprendan, ya que mi responsabilidad no termina en las primeras explicaciones” (Ser Humano y Trabajo, entrevista de Joaquín Sorondo).
En “No más Pálidas. Cuatro Actitudes para el Éxito”, escribí: “Un equipo es un grupo de personas unidas por un propósito común, como ganar un campeonato, filmar una película, ganar una elección presidencial o producir motores para aviones. En los equipos ganadores cada individuo juega un papel, aporta su fortaleza distintiva, pero también colabora en la construcción de una personalidad colectiva, dada por lo que los miembros quieren lograr juntos. Los individuos colaboran para que brille el equipo y en el proceso afirman su identidad individual. Los equipos ganadores no disuelven las identidades de cada miembro, por el contrario, las realzan y las integran en una entidad colectiva superior. En estos equipos los talentos, las habilidades y la fuerza de cada uno de los individuos, se complementan, se fusionan y se multiplican. Y esta capacidad expandida permite a cada miembro conseguir un resultado superior al que habrían sido capaces de conseguir por separado”.
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