Por Rafael Rubio
En los últimos meses se ha hablado mucho del Liceo Jubilar y de los enormes logros que ha obtenido. Lo que les voy a contar ahora es una pequeña historia que viví en persona, dentro del liceo.
Estaba dictando un taller de innovación y creatividad a un grupo de estudiantes. En un momento, mientras ellos realizaban las tareas que les había indicado, aproveché para salir un momento de clase e ir al baño.
Cuando estaba regresando a mi salón, saiió del contiguo un niño más pequeño que mis alumnos. Llevaba una escoba en una mano y una pala de basura cargada con polvo y papeles en la otra…
Al encontrarnos frente a frente, ¡¡cuál habrá sido la cara que puse, que el niño se me acercó y me dio un beso!!
Ingresé a mi salón y continué con el taller. Cuando llegó a su fin, todos los alumnos vinieron a saludarme y se fueron retirando, menos un grupo que corrió las sillas, trajo una escoba y una pala y comenzó a limpiar la sala.
Es una historia mínima, pero que dice mucho sobre la importancia que el Liceo Jubliar tiene para esos niños.
Foto: En el patio del Liceo Jubilar (2012, www.liceojubilar.edu.uy)
Artículos relacionados:
La creación del futuro deseado
Suscríbete para recibir más contenido Anti-Pálidas a tu inbox.
Comments
Loading…