Cómo dejar de preocuparse y disfrutar de la vida

Dale Carnegie (1888-1955) es uno de los autores clásicos sobre desarrollo personal. Uno de sus libros más importantes se titula “Cómo dejar de preocuparse y empezar a vivir”. La primera versión es de 1944, y luego su autor la revisó en varias oportunidades.

En la Primera Parte del libro ofrece algunas sugerencias “para controlar la preocupación”. Algunas de estas son:

• Vivamos solamente el día de hoy. No vivamos en el ayer ni el mañana.
• Hagamos frente a los problemas.

            – Preguntémonos a nosotros mismos: “¿Qué es lo peor que puede suceder?”

            – Preparémonos para aceptar lo peor.

            – Tratemos  de mejorar la situación partiendo de lo peor.

•  Recordemos el precio exorbitante que podemos pagar con nuestra vida y salud, por las preocupaciones.

En la Quinta Parte ofrece sugerencias para “cultivar una actitud mental que nos procurará paz y felicidad”. 

• Tengamos pensamientos de paz, valor, salud y esperanza, porque “nuestras vidas son la obra de nuestros pensamientos”.
• No tratemos nunca de pagar a nuestros enemigos con la misma moneda porque, si lo hacemos, nos haremos más daño del que les hagamos. Hagamos lo que hacia el general Eisenhower: no perder un minuto pensando en las personas que nos desagradan.
• En lugar de preocuparnos por la ingratitud, esperémosla. Recordemos que Jesús sanó a diez leprosos en un día y sólo uno se lo agradeció. ¿Por qué hemos de esperar más gratitud de la que Jesús obtuvo? Recordemos que el único modo de ser feliz no es esperar gratitud, sino dar por el placer de dar. 
Recordemos que la gratitud es un rasgo ‘cultivado’; por tanto, si queremos que nuestros hijos sean agradecidos, hay que educarlos para ello.
• Contemos nuestras bondades, no nuestros males.
• No imitemos a los demás. Encontrémonos y seamos nosotros mismos, porque “la envidia es ignorancia” y “la imitación es suicidio”.
• Cuando el destino nos entregue un limón, tratemos de hacer una limonada. 

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Imagen: Foto de Sooraj Shahajan